LAS VENTAJAS DEL CERTIFICADO DE EFICIENCIA ENERGÉTICA PARA EL COMPRADOR Y EL ARRENDATARIO DE VIVIENDAS

Desconocimiento de la normativa reguladora del certificado de eficiencia energética

Han pasado varios años desde que el Real Decreto 235/2013 estableció el certificado de eficiencia energética. A partir del 1 de junio de 2013 es obligatorio ponerlo a disposición de los compradores o arrendatarios de viviendas en todos los contratos de compraventa o arrendamiento.

He intervenido recientemente en el alquiler de una vivienda familiar y he comprobado dos cosas:

1.- Ninguno de los posibles arrendatarios ha pedido el certificado energético ni ha preguntado cuál era la letra de la calificación energética otorgada a la vivienda.

2.- El mismo día que la vivienda se ofertaba en una web de alquileres, varios profesionales se han ofrecido a hacer el certificado energético con precios a la baja.

O sea, el ciudadano desconoce la existencia de los certificados energéticos y si le hablan de ellos, se los presentan como un trámite burocrático más, a realizar con el menor coste.

Una publicidad que no aporta nada

Si nuestras autoridades hicieran examen de conciencia, se tendrían que poner un enorme cero en lo referente a los certificados energéticos.

Y ahora para difundirlos, se les ocurre hacer unos anuncios con Antonio Resines y después de verlos, yo creo que el ciudadano sigue sin entender para que sirven.

Un simil para empezar a entender la eficiencia energética

Para que el ciudadano medio entienda el significado de la eficiencia energética, voy a intentar explicarlo a partir de un simil.

Para ello basta hacer una pregunta:

¿Hay alguien que acepte comprar un coche a precio regalado sabiendo que consume 50 litros a los 100 kilómetros y que además no pasará la ITV por lo que tendrá que gastarse el dinero en reparaciones evidentes?

Estoy seguro que nadie está dispuesto a ello.

Aplicación del simil del coche a las viviendas

Con las viviendas debía ocurrir lo mismo, pero no es así.

Habría que preguntarse, por qué razón al comprar o alquilar una casa sólo se mira el precio de compraventa o de alquiler y nadie profundiza en las condiciones energéticas que marcarán el gasto mensual de la energía necesaria para acondicionarla y hacerla confortable.

Alguien me puede decir es un gasto inevitable y que no hay forma de saberlo hasta que se empiece a vivir en ella.

Y antes era así. Pero ahora se puede conocer su magnitud de modo previo a la compra o al alquiler. Basta con pedir que le muestren el certificado energético (firmado evidentemente por un profesional serio y responsable) y sabrá dos cosas muy útiles:

1.- El grado de eficiencia. Una simple letra de la A a la G que le previene de cómo será el consumo de energía con relación a la media.

2.- Las recomendaciones para mejorar esa eficiencia que se traducirán en obras como mejorar el aislamiento térmico, cambiar la carpintería o modernizar el tipo de acristalamiento.

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Ventajas del certificado energético para el posible comprador de una vivienda

El posible comprador de una vivienda cuyo grado de eficiencia está calificado con una letra alta, inmediatamente entenderá lo que se le viene encima y sentirá la amenaza de que para evitar una factura de energía superior a la media, no tendrá más remedio que afrontar el gasto derivado de unas obras inevitables para mejorar la eficiencia (aislar o cambiar de carpintería y aislamiento para que la vivienda sea más eficiente y pase de una letra mala a otra mejor).

Por tanto, no puede haber dos viviendas similares en compraventa, que tengan el mismo precio total y que posean diferente grado de eficiencia energética (distinta letra de la A a la G). Cualquier comprador inteligente exigirá que lo que va a gastar en facturas mensuales o en mejorar la eficiencia, se lo tendrán que descontar del precio de compraventa. Y si no lo hacen, se comprará otra vivienda.

Ventajas del certificado energético para el posible arrendatario de una vivienda

El posible arrendatario de una vivienda cuyo grado de eficiencia está calificado con una letra alta, inmediatamente hará números y al gasto mensual del arrendamiento le sumará el importe de una factura de energía que sabe que es superior a la media porque así lo ha certificado un profesional. Y si plantea que le hagan obras para mejorar la eficiencia, probablemente el arrendador le conteste que la vivienda se alquila tal y como está y que de momento no tiene pensado hacer obras de mejora energética.

Por tanto, no puede haber dos viviendas similares en alquiler, que tengan la misma renta mensual y que posean diferente grado de eficiencia energética (distinta letra de la A a la G). Cualquier arrendatario inteligente exigirá que lo que va a gastar en facturas mensuales de energía, se lo tendrán que descontar del precio del alquiler. Y si no lo hacen, se alquilará otra vivienda.

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Lo que tenía que decir Antonio Resines y no ha dicho

Modestamente, me dirijo a los responsables del Ministerio de Industria y Energía. ¿Por qué no llaman de nuevo a Antonio Resines y le hacen que repita el anuncio diciendo esto? Tienen mi autorización para copiar este post, si quieren que les sirva de guión.

Así, los certificados energéticos servirán para algo.

Y todos ganaremos con edificios más eficientes.

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