EL CASO DE LA BALDOSA TAPAJUNTAS

Las juntas estructurales están por algo

Los edificios que superan una determinada longitud, cuentan con juntas estructurales desde la cimentación hasta la cubierta, para evitar que los asientos diferenciales o los movimientos estructurales, produzcan daños en los elementos constructivos.

Cada junta estructural es facilmente percibible porque se manifiesta como si fuera una grieta recta y continua que va de arriba a abajo y de delante a detrás.

No sólo se manifiestan por el exterior sino también por el interior cortanto las paredes, el techo y el suelo de algunas dependencias.

Las juntas estructurales sólo piden ser respetadas y que las dejemos en paz

El único requisito que nos piden las juntas estructurales, es que han de ser respetadas por todos los materiales de acabado. Tanto los revestimientos de las paredes como los falsos techos y los diferentes tipos de solados y pavimentos.

Si luego, por razones estéticas se quieren disimular, podemos sellarlas o taparlas con una moldura.

Pero cuando llega un operario que trabaja a destajo y se pone a solar un pasillo cruzado por una junta estructural y carece de la capacitación necesaria o de la supervisión de un técnico, su afán por hacer bien su trabajo según su criterio, le lleva a tapar la junta estructural tanto con las baldosas como con los rodapiés.

Las juntas estructurales son muy tercas y si se tapan, vuelven a manifestarse

La consecuencia es inmediata. Cualquier movimiento del edificio actúa sobre el pavimento que tapa la junta y en lugar de una junta bien trazada, sellada y tapada con un perfil pástico o de latón, a 15 centímetros aparece un antiestético resalte entre dos hiladas de baldosas que progresivamente irá creando una ceja que terminará haciendo tropezar a los usuarios del edificio.

Y mientras, el operario seguirá pensado lo gran profesional que fue cuando tapó tan bien ese agujero alargado tan antiestético que habían dejado en el suelo los que hicieron el forjado…