EL CASO DEL SUMIDERO PERISCOPIO

Si alguien conoce bien la ley de la gravedad es el agua

En la vida real, sólo los magos tienen poderes que alteran las leyes de la naturaleza y nos deslumbran con trucos que desafían la ley de gravedad. Pero un albañil al colocar un sumidero, no puede disfrazarse de mago y hacer que el agua se introduzca por él, creyendo que su humilde paleta se ha convertido en una varita mágica

Los sumideros se inventaron para ponerlos en los puntos más bajos

La ley de la gravedad es incontrovertible y por ello la ubicación de los sumideros se realiza siempre en el punto con la cota más baja de una superficie. Esto implica que los operarios que proceden al solado de la superficie deben ser muy esmerados con los niveles de los sumideros para que estén a la cota correcta y puedan cumplir con su función de recogida de agua.

Un sumidero a una cota inadecuada se convierte en un mero adorno

Cuando un sumidero no está situado en el punto de cota más baja de un pavimento, la ley de la gravedad relega al sumidero a la condición de mero “adorno” dispuesto sobre el suelo de esa superficie.

El agua proveniente de la lluvia o del riego, quedará embalsada sobre la zona más baja del suelo, llegando a filtrarse a las dependencias situadas en plantas inferiores.

Y el sumidero actúa como si fuera un periscopio observando su entorno

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