EL CASO DE LA JUNTA ESTRUCTURAL CONVERTIDA EN VIVERO DE BONSÁIS

Las juntas estructurales también necesitan mantenimiento

La jardinería aplicada a los edificios puede materializar espacios estanciales que faciliten el descanso o la convivencia de los ciudadanos.

En mi paso por la Escuela de Arquitectura de Madrid, recuerdo que había una asignatura denominada “Jardinería y Paisaje” donde estudiábamos los estilos históricos de ajardinamiento y manejábamos unas fichas con las plantas ornamentales y su nombre científico. En aquella época, nadie sabía lo que era un bonsái.

Mi generación descubrió los bonsáis a mediados de los años ochenta, cuando el entonces Presidente del Gobierno empezó a cultivarlos. Desde ese momento, algunos ciudadanos iniciaron su afición por el cultivo de bonsáis y éstos empezaron a venderse en las tiendas de jardinería y después en las grandes superficies.

Pero de eso a convertir las juntas estructurales de los edificios en viveros para el desarrollo de bonsáis, hay un largo trecho…

El sellado de una junta estructural no es eterno

Los edificios que cuentan con un tamaño superior a los 30 m de longitud, poseen cortes transversales en toda su altura, conocidos como juntas estructurales. El efecto de una junta estructural es independizar porciones de edificio para que actúen de modo independiente desde el punto de vista estructural [se denomina junta estructural al corte realizado entre elementos estructurales y constructivos de dos cuerpos de un edificio desde la cimentación hasta la cubierta, para evitar que el movimiento relativo entre ambos por asientos diferenciales o movimientos estructurales, produzca daños o roturas].

Por su propia naturaleza, las juntas estructurales han de dar discontinuidad a los elementos constructivos, por lo que deben estar siempre correctamente selladas mediante un cordón continuo de masilla de poliuretano o similar.

La acción de la intemperie es muy activa sobre el sellado de las juntas de dilatación situadas al exterior, por lo que las normas de mantenimiento establecen que anualmente se debe comprobar su estado y en caso de que se hayan degradado, se proceda a su sustitucíon.

Lo mejor que le puede pasar a un sellado degradado es que le crezcan los bonsáis

Cuando una junta estructural situada al exterior de un edificio, carece del necesario sellado o éste se ha degradado, se convierte una rendija longitudinal por la que puede filtrarse el agua de lluvia o riego que circunstancialmente caiga sobre la superficie dividida por la junta estructural.

Estas filtraciones afectan a las dependencias situadas bajo el suelo donde se sitúa la junta estructural, produciendo manchas y bufados en los paramentos y desprendimiento de guarnecidos y pinturas [se denomina bufado al ahuecado de los materiales que forman el revestimiento de un paramento por la disminución de agarre derivada de la absorción de agua].

Una prolongada falta de mantenimiento de las juntas estructurales, llega a producir que en los huecos donde se ubicaba el sellado, arraiguen especies vegetales que pueden iniciar un tímido desarrollo.

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