LA OPINIÓN DE MATILDE SOBRE SU ARQUITECTA DE LA CASA
Matilde posee en proindiviso un edificio situado en el Ensanche de su ciudad
Cualquier edificio de los existentes en los barrios del Ensanche de nuestras ciudades necesita una conservación continuada.
Todos los edificios con independencia de su antigüedad o de su tipología, requieren ser conservados. Y si los edificios no se conservan solos, la gestión de la conservación tampoco se hace sola.
Esta es la opinión de una ciudadana que tiene la suerte de que la conservación de su edificio está gestionada por una auténtica profesional.
Matilde cuenta su experiencia con su Arquitecta de la Casa
Mi nombre es Matilde y soy propietaria en proindiviso de un edificio de viviendas en el Ensanche de mi ciudad. Me correspondió por herencia de mis padres conjuntamente con mis cuatro hermanos.
Aunque seamos familia, el tiempo nos ha ido distanciando y las relaciones entre los cinco, no son todo lo favorables que a mí me gustaría.
La gestión de un edificio de más de 70 años de antigüedad es complicada. Y mucho más si algún propietario está más pendiente de los ingresos por alquileres que de los gastos de conservación que inevitablemente debemos de acometer. Todavía hay personas que se creen que los edificios duran una eternidad y que no hay que preocuparse de ellos porque se conservan solos.
Alguien nos aconsejo confiar la conservación del edificio a un profesional. Contactamos con una arquitecta muy seria y responsable que nos elaboró un calendario de mantenimiento. Cada año pagamos a la arquitecta una cantidad preestablecida y ella se encarga de supervisar las actuaciones de mantenimiento.
Hemos conseguido algo muy importante. Convertir la gestión de la conservación del edificio en un gasto fijo como es todo lo relativo al ascensor o a la caldera. Incluimos el gasto previsto en cada presupuesto anual y evitamos tener que soportar derramas que nos estrangulan la rentabilidad que obtenemos por los alquileres de las viviendas.
De esta manera se han suavizado los problemas que antes teníamos entre los hermanos y no puedo por menos que reconocer la suerte que hemos tenido desde que contamos en nuestro edificio con una “Arquitecta de la Casa”.
Nota: El texto anterior es una recreación basada en diversos casos vividos personalmente por mí a lo largo de los años que llevo dedicado a la conservación de edificios.